miércoles, julio 02, 2008

Cuestionario
Imagina no poder dormir. Supón que rápidamente se acumulan las noches en que el dios del sueño ha olvidado que debe visitar tu dirección. ¿En qué te refugias?
¿Te dejas caer en libros, cintas, películas del último, último show de la noche? Las salidas son fáciles: cada vez hay más y más canales y sintonías a las que puedes acudir. Revisar una y otra vez los canales del cable, buscando películas que no has visto aún. Darle la vuelta entera al radio en pos de una estación que trasmita en vivo.
Pero, ¿qué pasaría si el insomnio sigue? ¿Qué si has sido vedado de tal descanso?
¿Tras de quién te lanzas? Eventualmente los libros se agotan. Las películas se repiten una y otra vez en los infinitos canales de los satélites y sus redes. La sintonía deja de hablar (hay muchos locutores que duermen y pocos que se mantienen en vela) y repite las mismas melodías de todas las noches.
La idea no es pasarse echado sobre el colchón en actitud de momia despierta. ¿Sales a la calle a perseguir fantasmas?
-¿Qué clase de insomnio sufren los vigilantes urbanos que asumen esas persecuciones? ¿Has leído la versión oscura y real del Batman, de Jack, tantos cazadores falsos y reales?-
¿Comienzas a seguir a alguien? ¿A quién?
Incluso en ciudades tan cosmopolitas como Nueva York, Barcelona, México (la ciudad más grande y poblada del mundo), las posibilidades se agotan con relativa rapidez.
En las poblaciones más pequeñas, los rondines, que se van volviendo cada vez más temerarios y más lejanos, llegan pronto (demasiado pronto) a los límites urbanos externos y, entonces, hay que volver sobre la huella, visitando los límites interiores, que generalmente son más extraños.
¿Cuándo comienzas a volverte vampírico y nocturno?
-Lo noctámbulo ya va por descontado.-
¿En qué momento dejas de perseguir tu sombra y comienzas a perseguir la de otros habitantes de la noche y del día? La noche tiene ventajas: nadie sabe el origen de tus pasos, excepto tú mismo.
¿Cuándo el insomnio te vuelve invulnerable e invisible? ¿Cuándo te da la transparencia mental para juzgar a otros? ¿Cuándo te vuelves juez? ¿Cuándo jurado y verdugo?
Los libros. Las películas, las cintas, el radio. Todos te encaminan. ¿Cuándo comienzas a sacarle ventaja a la noche, al anonimato, a la sombra y a la niebla? ¿Cuándo te vuelves voyeur? ¿Cuándo comienzas a darle infinitas vueltas a las calles, siguiendo a los borrachos, a los trasnochados, al ejecutivo adicto al trabajo, vigilando a las prostitutas?
¿En cuál noche comienzas a asomarte a las ventanas de tus vecinos, a los parques presumiblemente desiertos?
¿Cuándo te vuelves testigo del primer crimen?
-¿vas tras el ladrón? ¿Lo detienes? ¿Delatas al asesino? O te es imposible, porque eres tú mismo.-
¿Cuánto tiempo requieres para ponerte una bala en la cabeza? ¿Cuánto para ponerla en la de otros?
* * *
He contado ya tres días de insomnio. Bostezo de manera repetida y sostenida.
¿Cuántos días, cuántas horas más me quedarán de cordura?

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