Imágenes barcelonesas (II y III)
Rocafort es una estación de metro femenina. O, por lo menos, eso me parece cuando salgo de ella todas las mañanas: único varón en un pelotón de mujeres que van al trabajo, a la escuela, de compras.
* * *
Katy, siempre sorprendente en acento e historias, describe su relación con un novio de años, novio que tiene una peculiaridad: necesita cagar chingo. En pelotas. Desnudo, pues.
Yo sonrío cuando me imagino entrando en el baño de un restaurante, de la oficina, o, incluso, en el campo, encuerándome para cagar a gusto. ¡Yo, que uso el baño como biblioteca!
No puedo concebirlo. ¿Alguien podría?
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